Henry David Thoreau explica en su libro “Walden o la vida en los bosques” su teoría sobre el precio de las cosas. Se podría resumir que el precio de algo es el tiempo que te cuesta adquirirlo. Así por ejemplo caminar la distancia de un viaje en tren de 30 millas (entre su pueblo y el pueblo de al lado) toma un día, pero que el trabajar para ganar el dinero para pagar el billete de tren que te lleva a ese pueblo en un par de horas, tomaría más de un día.
Es una teoría interesante, cuantificar lo que cuestan las cosas por el tiempo que te lleva ganar el dinero para obtenerlas. Me parece más real que la cuantificación económica. Sobre todo, porque vemos que el precio no es el mismo para todos. Ante un mismo producto, puede haber diferentes precios, dependiendo de lo que cobre el comprador por su trabajo.
Pongamos por ejemplo un trabajador que cobre el SMI (Salario mínimo interprofesional). Este está en 24,53 € al día. Sin llegar a eso, un mileurista estaría sobre los 33 € diarios. Por otro lado, el sueldo medio de los ejecutivos, no de los miembros de consejos de administración si no simplemente ejecutivos, es de unos 150 € al día.
De ahí vemos que para pagar un alquiler medio en Barcelona, que es de 903,40 €, al trabajador con el SMI le cuesta 36,8 días. Al mileurista casi 28 días. Por contra, al ejecutivo le cuesta 6,02 días.
Un menú de 11€ le cuesta al trabajador con SMI casi media jornada laboral, al mileurista más de 4 horas, mientras que al ejecutivo le supone poco menos de una hora de trabajo, suponiendo que trabajen ambos 8h diarias.
Bajo este prisma vemos que las diferencias de clase, no solo hace que las condiciones laborales sean mucho peores para la clase trabajadora, también los productos, servicios y derechos le resultan mucho más caros. Acceder a lo mismo no cuesta lo mismo para todos por tanto, su precio monetario no refleja el precio real que pagará cada uno.
Se podría argumentar que aquello que más cobran por hora, también han invertido tiempo en su formación, pero esa ecuación es falsa. La cantidad de personas con estudios universitarios con sueldos mileuristas y la cantidad de altos ejecutivos sin estudios desmienten esa relación causa efecto.
Pensemos en la brecha laboral entre hombres y mujeres. Cobrar menos por el mismo trabajo hace que todo aquello que compras sea más caro. Por tanto, las mujeres no solo cobran menos por lo mismo sino que pagan más por lo mismo. Es una doble discriminación. Añadiendo además que las mujeres suelen tener más estudios que los hombres, para ocupar un mismo cargo.
Por otro lado, si, como dice Thoreau, compramos con tiempo laboral hay que plantearse que cuanto más compremos más tiempo laboral estaremos invirtiendo. Por el contrario si conseguimos reducir el consumo podremos reducir nuestro tiempo laboral invertido. Menos cosas nos dan más tiempo para nosotros. No es nuevo, pero el decrecimiento visto así es una doble ganancia. Menos huella ecológica y menos tiempo secuestrado. El precio económico es demasiado abstracto para ver su verdadero valor. Cuando vayamos a consumir algo, un producto, servicio, experiencia, etc, pensemos cuantas horas de trabajo nos va a llevar pagarla. Igual decidimos que podemos prescindir de esa compra y dedicar parte del tiempo que ahorramos a otra cosa que no sea ganar dinero.
Cojamos en clásico “Time is Money” i démosle la vuelta “Money is Time”. Si, el dinero es tiempo, tiempo secuestrado para obtener el dinero necesario para comprar.
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