Cultura y medios

Paremos Maquinas

Claret Serrahima, Oscar Guayabero (Avui, 12 de octubre de 2010)

Los ciudadanos no podemos asimilar los proyectos de todo tipo que el Ayuntamiento de Barcelona presenta de manera constante, como en una carrera.

Las transformaciones de Barcelona pueden restar más que sumar y llevar la ciudad a la deriva

Esta es una petición al Ayuntamiento de Barcelona: paremos la maquinaria. Entendemos que se acercan las elecciones y las encuestas no son favorables para el equipo de gobierno, pero las prisas son malas consejeras. La consulta de la Diagonal, más allá del proyecto concreto, tal vez era un aviso: la ciudad necesita un respiro. Démonos un tiempo muerto, un instante de reflexión, tranquilizémonos. Centrémonos a hacer mantenimiento y a las políticas sociales. Estas tareas no lucen, ni se pueden inaugurar, pero es justo lo que la ciudad necesita.

Desde hace unos años parece que tenemos que pasar de un proyecto a otro sin pausa y hay que mantener los medios de comunicación en un estado constante de excitación con novedades: el Fórum 2004, el 22 @, la plaza de Europa, la ampliación del aeropuerto, la remodelación de la Barceloneta, el hotel Wela, la estación de la Sagrera, el hotel junto al Palau de la Música, la sede de la Unión por el Mediterráneo, la reforma de la Diagonal, la propuesta de los Juegos Olímpicos de invierno y ahora una reforma importante en la Rambla. No es que todas las propuestas sean erróneas, sino que la velocidad de presentación deja poco espacio para asumir lo que suponen y ver si los inconvenientes son, o no, superiores a las ventajas.

En cuanto a políticas sociales, este equipo de gobierno parecía tener en la seguridad uno de sus puntos fuertes. La ordenanza del civismo prometía que se sacaría de la calle la prostitución, los que mean, los que patinan, los que beben, los que cantan, los que van en bicicleta por la acera, en fin, casi todo el mundo que no esté comprando el Zara. Afortunadamente, para la diversidad de la ciudad, no ha funcionado. La ordenanza es tan restrictiva que es difícil de aplicar y aún más difícil de hacer cumplir.

Ahora, nos enteramos de que Barcelona será sede de los mundiales de natación. Bien, pero, por favor, no hagamos más obras magnas con la excusa. También dicen que harán una biblioteca que ya hace años se planificó en el Born. Perfecto, pero enseguida nos dicen que será "la más grande de España". No queremos la más grande, no la necesitamos, queremos que sea eficaz, ciudadana, abierta, agradable. Cuando venden un proyecto como el más grande, el más alto, el más lujoso, el más no sé que, a menudo después sufre de falta de calidad y servicio.

Como diseñadores, sentimos la necesidad de denunciar la falta de reflexión. Y nos sorprende que el FAD no haya dicho nada. Aparte de un pequeño artículo que parece más una crónica que un análisis. Cuando hubo la polémica del Born, el FAD acogió el debate más importante. Cuando hubo el conflicto con Can Ricart, se puso a disposición de las partes para debatirlo públicamente. Y cuando se denunció el estado de la Colonia Güell, también dio la cara. Si no es el FAD quien levanta la voz para denunciar la deriva social, arquitectónica y estética (que también quiere decir ética), quién lo hará? Y no vale hacer el juego sucio que decir que entonces se está haciendo campaña por la oposición. El FAD ha demostrado con creces su voluntad ciudadana en el pasado. Fue foco de resistencia con el franquismo, de empuje en la Transición, de motor de difusión en los 80, de consolidación con el Año del Diseño. Y siempre ha mantenido un espíritu crítico. Ahora lo vemos enmudecido y nos entristece porque muchos nos hemos dejado la piel para llegar hasta aquí. Tendremos que encontrar nuevas vías, nuevos espacios para generar discurso, constructivo, sí, pero analítico y punzante. Y ahora es necesario, hay que decir: paremos! Dediquemos el dinero, los técnicos y los esfuerzos a las políticas sociales y no sigamos dañando la ciudad. Si no lo hace el Ayuntamiento, hagámoslo desde la sociedad civil. Ojalá fuera el FAD quien decidiera aceptar el reto y gritara bien fuerte: paremos máquinas, AHORA!

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