Diseño

Fortuny y la lámpara maravillosa

TimeOut Cultura (domingo 13 de febrero)

Mariano Fortuny Madrazo

DHUB. Hasta el 6 de marzo. Gratis.

Mariano Fortuny Madrazo (Granada, 1871-Venecia, 1949) fue diseñador, escenógrafo, pintor, fotógrafo, inventor y empresario. Aunque entre los siglos XIX y XX, podríamos hablar de un hombre del Renacimiento, no en vano, le decían "el pequeño Leonardo". Pero, por encima de todo, fue un creador visionario, como comenta el comisario de la exposición, Claudio Zulian: "Fortuny fue el que después se ha llamado un diseñador. Adelantado a su tiempo, se ocupó de diseñar vestidos, telas, cortinas, luces, pero también fue un importantísimo escenógrafo (inventó el uso del dímer en teatro, la mesa de luces, el ciclorama y muchas otras cosas) y un espléndido fotógrafo. Fue, además, empresario y diseñó las máquinas para producir algunos de sus tejidos".

De todo el universo de Fortuny, pero, Zulian se ha centrado en la influencia oriental presente en el trabajo del creador. "Su producción nos introduce en la historia apasionante, ya menudo tergiversada, los intercambios culturales entre Oriente y Occidente de los últimos dos siglos". A través de sus lámparas, tejidos y vestidos, podemos rastrear las huellas de una larga fascinación por Oriente que se extendió por Europa. "Fortuny hereda el imaginario oriental de su padre, el pintor Mariano Fortuny, que le dejó, entre otras cosas, una colección de objetos y de tejidos orientales. Fortuny, sin embargo, no viaja a Oriente hasta muy mayor y su orientalismo se nutre más bien de su colección y de las exposiciones coloniales, los museos y de los mercados europeos que frecuenta.
Es una situación muy propia de su generación. Oriente le sugiere también que estos diseños pueden no ser efímeros, no hay 'moda' en Oriente ", explica Zulian.

Sin embargo, la exposición hace una apuesta tecnológica y, de hecho, no podremos ver objetos físicos, sino una serie de interfaces virtuales y proyecciones multimedia para adentrarnos en el mundo mágico de Fortuny. La exposición, basada enteramente en materiales audiovisuales, consta de una serie de piezas y de un documental, y aporta una visión singular. El discurso discurrirá según una geografía que marca tanto el recorrido por la historia de las relaciones entre Oriente y Occidente como el periplo de las lámparas, los tejidos y otros objetos, y la vida de su creador.

En palabras de su comisario: "Exposición y documental se centran en el orientalismo de Fortuny. Me pareció particularmente interesante ya que, a través de Fortuny, spot recorrer casi toda la historia del orientalismo europeo hasta llegar a la actualidad ". Es especialmente curioso ver el viaje de ida y de vuelta de las referencias del mundo árabe. Si antes era Europa la que se fascinaba con el Oriente, ahora es el mismo Oriente que se queda embobado con el pasado idealizado que los europeos hicieron de su cultura a principios del siglo XX. "Hoy las luces de Fortuny se venden en Dubai, por ejemplo, para dar un aspecto 'oriental'. El orientalismo europeo y en general occidental se ha aclimatado en Oriente real contemporáneo como un rasgo de identidad-imaginario-, pero como todos los rasgos identitarios.
Me pareció un proceso extremadamente sintomático de la globalización".

Otro aspecto interesante es la recuperación de la figura de Fortuny. A medida que van pasando los años, su obra va cobrando valor. Pero su formalismo, barroquismo y romanticismo orientalizante no siempre han sido valorados. Y en buena medida, como afirmó Oscar Tusquets en la inauguración de la muestra de Fortuny en la Pedrera, ese mismo año, la responsabilidad de este olvido fue del racionalismo y de la escuela de la Bauhaus. Siguiendo la consigna de Adolf Loos "ornamento y delito", la modernidad defenestrar todo gesto ornamental y con la quema general también se incluyó Fortuny, a pesar de que sus inventos y los hallazgos industriales son claramente funcionales. "La obra de Fortuny fue rescatada por la postmodernidad. El eclecticismo, el retorno a una cierta mirada histórica, el fin del predominio de la línea recta y del funcional, fueron todos elementos de un clima cultural que favoreció una nueva apreciación de su trabajo", dice Zulian.

En todo caso, el montaje se convierte escenográfico y teatral, y busca ser un espacio de información pero a la vez genera una experiencia al visitante, de forma coherente con el mismo Fortuny. El creador español, veneciano de adopción trabajar en escenografía teatral, de donde derivó hacia la iluminación y la moda, En el caso de las luces es bastante evidente. "Sus luces tienen muy en cuenta sus experiencias teatrales-dice Zulian-, pero están perfectamente adaptados a su uso doméstico.
Fortuny pertenece a la generación que ve generalizar el uso de la luz eléctrica a las ciudades, en las casas y los teatros. Sus luces son una de las primeras respuestas a la presencia de las bombillas eléctricas en el interior doméstico. A la inversa de las viejas fuentes de iluminación como el gas, las bombillas estaban colgadas del techo o de pie y expandían su luz hacia abajo. Fortuny da una respuesta original y creativa a la necesidad de crear una pantalla que suavice y difunda la luz de la bombilla".

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